miércoles, 19 de noviembre de 2008

EL ROMPECABEZAS - ensayo




Por: Francisco Javier Flores Gutiérrez

Alumno del 4to. "A" de la ENEF


Un montón de piedras,

deja de ser un montón de piedras,

en el momento en un que un hombre las contempla,

dibujando dentro de sí una

hermosa construcción.

Antoine de Saint-exuperi.


El ser educador físico no es presentarse a lo largo de la carrera en la escuela y esperar anhelosamente graduarse, conseguir una plaza y aventar el balón a un grupo de alumnos que solo quieren salir de la rutina académica. Aunque esto no va lejos del concepto que la mayoría de la gente piensa, es una realidad en algunos compañeros. Quienes no han tenido clases de educación física a lo largo de la educación básica como su presente servidor, es razonable que la carrera no tenía el valor que ahora posee para mí.

El deporte, el entrenamiento, un hombre dirigiendo rígidamente a un grupo o bien un hombre obeso tranquilo jugando, son algunos de los conceptos que tenia de la educación física. Sin embargo, al estar relacionado con el ámbito deportivo desde mi adolescencia me hizo ver los beneficios del deporte y esperar especializarme dentro de este ámbito, lo cual siento que he superado.

En el presente ensayo doy un preámbulo de lo que significa para mí, la carrera de educación física, cómo fui adquiriendo y afrontando las situaciones, hasta lograr sentirme satisfecho con la formación que he logrado y espero foguear en el ámbito escolar continuo del año de práctica, esto sin dejar de dar crédito al cúmulo de conocimientos, consejos e ideas que me han legado varios formadores a quienes recuerdo y valoro con respeto y agradecimiento.

CAPÍTULO UNO

UN CONSEJO Y UN INICIO

ORIENTACIÓN PERSONAL

Como todo aquel que busca una profesión evalúa su situación, lo que más le agrada, lo que más deja ganancia y quizás los más centrados lo que es adecuado para un buen futuro… deseando una carrera profesional y de buen nivel, me orienté a ingresar a una ingeniería, al visitar un centro de empleos previamente al examen, desilusionado salí al ver que la ingeniería química y la industrial no solo promete conocimientos productivos sino también guardarlos en el baúl del desempleo, al menos por los años que se requiere de experiencia en un ramo.

Al saber que no hay carrera prometedora, indagué en los diferentes roles que había desempeñado en mi vida a fin de encontrar uno que despertara también entusiasmo y deseo por superarme. Siempre tenía presente que una de las actividades que más me agrada es el ser instructor de artes marciales, hallando gusto y satisfacción al ver progresar a mis alumnos y verlos superando retos y desafíos como equipo. Fue así cómo decidí estudiar una carrera deportiva y opte por ingresar a cultura física, al fin que teniendo ficha para la ingeniería no iba a ser difícil pedir un lugar en esa carrera debido al menor puntaje que requiere.

Al comentarle a mi profesor de artes marciales mis deseos me replicó diciendo que lo pensara bien, esa carrera me haría un conocedor de varias actividades deportivas, saber cómo brindar una recreación deportiva más normativa, sin embargo hizo una replica que nunca había oído antes “pero si decides estudiar educación física no solo serás conocedor de algunos reglamentos deportivos y su aplicación, tendrás conocimiento sobre el desarrollo humano infantil y el de la adolescencia, es ahí donde la mayoría de los entrenadores, aún los profesionales, tropezamos y echamos a perder a quienes con confianza ponen sus organismos y esperanzas en nuestras manos”.

Ciertamente no me había puesto a pensar que es en la niñez y la adolescencia donde más comúnmente se crean hábitos deportivos y saludables de manera eficiente con un buen entrenamiento, pero también es donde una actividad no bien encaminada puede prometer malas experiencias y problemas graves a futuro.

Después me preguntó “¿Qué harías si este niño corre de un lado a otro de la duela, se fatiga y no deja de respirar agitadamente? “ a lo que respondí “necesita más entrenamiento”, y me replicó “ahí está el problema, no solo es él, eres también tu y también muchos más que piensan que solo aumentando el volumen de entrenamiento se mejora la condición del deportista, hay muchos fundamentos que no conocemos, solo imitamos la técnica que hemos aprendido y logramos que otros lo hagan perfectamente, pero en educación física los encontrarás que hay más cosas que eso”. Este fue el primer paso para pensar que el profesor de educación física no solo es un multientrenador más, así que emprendí mi búsqueda de esos fundamentos.

CAPÍTULO DOS

LAS PRIMERAS PIEZAS

EL RETO INICIAL: LAS HABILIDADES INTELECTUALES ESPECÍFICAS

Ingresar a una escuela para aprender cantos, jueguitos y deportes no es estar dentro de la realidad, por ejemplo la asignatura de estrategias para el estudio y la comunicación así como las largas lecturas de desarrollo infantil I y II no se me olvidarán por lo complejo que se me hizo abordarlas. Pero se me respondió la interrogante cuando platicando con una persona sobre mi carrera me replicó “acaso para eso se estudia, conozco a varios que ni por la escuela se ve que han pasado”, bien que mal con la ayuda de la reputación mediocre de algunos colegas así fue cómo empecé a defender mi carrera.

La comunicación oral y escrita, el análisis de información, así como la iniciativa intelectual de continuar aprendiendo son unas pautas para identificar a un profesional. El intelecto para la investigación es algo en lo que carecemos de ahí que la mayoría de autores de la especialidad son extranjeros, creo que no hay ignorante más ciego que aquel que se aferra a lo que cree y lo defiende, como se abanderó a una maestra, que al saber que estudiaba en el BINE me subestimó por el poco conocimiento que poseía para defender mis perspectivas diciéndome, “así siempre se ha entrenado, así se aprende y así se debe trabajar”.

Creo que necesitaba algo así para que me dispusiera no solo aguantar leer las largas lecturas de Desarrollo Corporal, Infantil y otras materias más, sino buscar un claro sentido en lo que me había iniciado, al conocer sobre temas como el corazón y el cerebro, junto con otros que van más allá del funcionamiento de sistemas orgánicos como los aspectos filogenéticos y ontogenéticos de la motricidad humana, el aparato endocrino y una gran lista que me llevaría tiempo mencionar, fueron muy ricos en cuanto a contenidos, pero, las palabras rebuscadas, las muchas páginas y los a veces extraños temas más allá de animarnos nos abate, no es de extrañarse por que lamentablemente muchos pertenecemos a un pueblo de poca lectura y concentración para el análisis. Aun recuerdo la interrogante de muchos de nosotros ¿Y eso qué? o ¿Para qué me va a servir?

PRIMERA CONFRONTACIÓN TEORIA-PRÁCTICA: NECESIDAD DE COMPETENCIAS DIDÁCTICAS

Las visitas de escuela y contexto social así como observación del proceso escolar me sirvieron para visualizar el trabajo de escuela. Al conocer varias escuelas de diferentes características aprendí algo nuevo, “no se pueden generalizar”, su diferencia depende del contexto, la situación económica, costumbres, situaciones educativas e incluso hasta el clima afectan las actividades de las personas de determinada región y por ende a las características de las escuelas. Recuerdo mucho la Secundaria Federal 5 de Mayo (Zacapoaxtla) dónde, era tanto el prestigio, que la demanda de la población escolar era muy grande y no se alcanzaba a atender bien a uno solo, en contraparte la Telesecundaria Rural “Desiderio Xochitiotzin” (Tatoxcac), el respeto, compañerismo y apoyo eran frutos del buen aprendizaje y atención a cada alumno.

También los maestros de aula poseen un concepto propio sobre la educación física, el común denominador de casi todos ellos, es el testimonio del profesionalismo o la mediocridad en el trabajo del educador físico de su escuela. Esto fue un buen preámbulo a grandes rasgos del análisis que seguiría “la educación física escolar”. Pero algo bien claro en muchos de los titulares de educación física era “La teoría de la reforma educativa no es la realidad”.

En las primeras visitas dónde aplicas unas cuantas actividades (observación del proceso escolar), no es difícil desanimarte cuando oyes que lo que aprendes no sirve, por un lado no entiendes para que te va servir temas que estudias a fondo cuando no se aplican por los titulares y ni hablan de ellos, así por otro lado te das cuenta que no es fácil tener igual de éxito en un entrenamiento deportivo donde todos están por convicción a una sesión escolar dónde están obligados, cansados y tensos por el ambiente académico, a esto se le puede sumar la inexperiencia propia al usar estrategias que no sean mando directo o asignación de tareas. La inexperiencia, la falta comprensión de lo que aprendes en esta etapa, la exigencia de habilidades intelectuales y otras situaciones hacen de este primer año, son como varias piedras muy pesadas para quienes no estábamos acostumbrados a un ambiente de tensión y controversia.

LA FORMA DE LAS PIEZAS

Fue hasta el tercer y cuarto semestre cuando empezaron a tomar forma las piezas del rompecabezas, al abordar asignaturas como “Desarrollo de los adolescentes I y II”, “Actividad Física y Salud I”, “Actividad Motriz en el medio acuático”, empiezas a retomar los temas de conocimiento que adquiriste en semestres anteriores para adentrarte a lo lógico de las cosas con bases científicas, pero ¿qué pasó con la práctica?, debo admitir que el entender muy bien la situación no te hace experto en controlarla.

Mi jornada en la Telesecundaria “Jesús Reyes Heroles” no fue tan grata, me falló constantemente el control de grupo, aplicar una variabilidad a la práctica muchas veces era favorecer a unos y perjudicar a otros, acabé dando sesiones con mando directo y casi entrenamientos, pero esta adversidad me dio la oportunidad de autoevaluarme y poder entender algunas situaciones, por ejemplo, el comportamiento de los adolescentes y como muchas cosas del medio influye en ellos, su etapa de maduración física y mental, la orientación de las actividades y su organización, entre otras.

El titular de educación física fue muy atento y nos ayudó a encontrar algunas opciones para controlar a los alumnos que él ya bien conoce. Aplicando sus recomendaciones no fue todo al cien por ciento, pero al menos entendí que para ser LEF necesitaba avocarme más. La jornada en Chignahuapan fue también memorable, aunque gracias a la manera de trabajar de la titular de la primaria dónde asistí, no tuve muchos inconvenientes en el uso de las estrategias de enseñanza, pero si en la aplicación de las actividades y la variabilidad, no mejoré del todo, pero si identifique otras debilidades y me sentí contento por las fortalezas, quizás lo que más me llamó la atención fueron los problemas que había entre el directivo y la maestra de educación física, uno con un sueño de ver a su escuela triunfar en encuentros deportivos y la titular demandando más horas, con las que tenía apenas podía dar educación física a cada grupo, una realidad de varias escuelas donde he estado.

CAPÍTULO TRES

¿EMBONAN LAS PIEZAS?: TERCER AÑO

La asignatura de Planeación y Evaluación del Aprendizaje II adquieren más sentido cuando Observación y Práctica Docente III ahora te da el desafió de planear correctamente, la planeación ahora tiene un sentido más claro y definido, la variabilidad tiene que ser congruente e indicada, es aquí cuando empezó el reto de plasmar todo con fundamento. Al ser ponente de tus clases ante los demás, en verdad te empiezas a arrepentir de lo que no aprendiste bien, pero que satisfacción es el tener un fundamento de lo que se está trabajando.

En este semestre realicé mis jornadas de OPD en el preescolar “Tzitzilini”, el apoyo del titular fue muy edificante, pero en esa zona hay docentes que son de cultura física y tuvimos aplicación de baterías juntos, tuve la oportunidad de comparar un egresado de allá con uno de aquí, me agradó aumentar la idea de que voy en el camino indicado, sin duda la BUAP tiene buena reputación como institución y mantiene la frase clásica de algunos maestros peleados con el nuevo plan y que más de uno hemos oído “en Cultura Física, ahí si aprenden lo bueno”, reconozco que no soy buen árbitro de deportes que no domino aún, también que así como en mi institución hay gente buena en lo que hace también lo hay en otras, pero mi satisfacción más grande fue el haber sustentado con fundamentos cada parte de mi sesión ante una persona muy bien preparada como la supervisora de esta zona, a quien le agradezco sus consejos y orientación junto con el titular de este plantel.

No fueron sesiones perfectas, aun recuerdo que al dar pelotas a un grupo cada niño agarró camino para donde mejor le pareció y me la pasé juntándolos, pero también hubo buenos momentos en que disfruté de la respuesta favorable a las actividades, además identifiqué con mayor facilidad tanto fortalezas cómo las debilidades que aun poseía, y lo mejor fue que encontraba posibles soluciones. Claro es que este nivel aun es un reto grande para mí.

CAPÍTULO CUATRO

COLOCAR LAS PIEZAS

Es en este semestre dónde puse a prueba lo que he logrado, ya no recibí tanta asesoría como antes, cuando diseño proyectos uso fundamentos, ya sea que los haya aprendido o los busque. Un reto muy grande en este semestre fue el proponer proyectos a los directivos. Fue grato y te sientes bien cuando justificas el proyecto y abres panoramas nuevos e interesantes a personas que de antemano a veces buscan refutar la educación física.

Hice mis prácticas en una telesecundaria, la aplicación de sesiones quizás no fue un reto grande para mí como lo fue la experiencia del preescolar, porque en el deporte he sido instructor de adolescentes, me gusta trabajar con ellos, persuadirlos, asesorarlos, integrarlos a la actividad, claro que no faltaron los rebeldes, intolerantes y mal criados, pero la oposición es elemental si quieres progresar y fue satisfacción mía haberme ganado la atención del grupo más guerroso de la escuela, ya no necesité tanto mando directo, ahora pude sentirme más competente en la enseñanza y me agradaron los resultados, evalué mis objetivos con mejores herramientas, varié la clase, quizás no perfectamente pero ahora si me mantuve en el propósito a seguir, las actividades fueron del agrado de ellos y cuando algo no iba bien pude cambiar el material, la organización o las reglas para despertar la participación de todos, disfruté mi jornada y por lo tanto ahora puedo decir que disfruto el ser educador físico, claro que aún queda mucho que enfrentar y también tengo temores, uno de ellos es el nivel preescolar, esperando tener ese desafío al emprender mis prácticas en el siguiente ciclo.

Cuando planee iniciar este ensayo vino a mi mente aquella pregunta que tres años atrás me hizo mi profesor deportivo, “¿Qué harías si este niño corre de un lado a otro de la duela, se fatiga y no deja de respirar agitadamente?“ pero la respuesta no sería la misma (“necesita más entrenamiento” como casi todo entrenador), ahora respondería “ evaluaría la distancia que corrió con su etapa de desarrollo, le preguntaría como se siente, verificaría su frecuencia cardiaca y la analizaría, oiría su respiración, observaría su índice de masa corporal (IMC), al final la alimentación y el tipo de actividad extraescolar que tiene a diario, podría ser la falta de actividad aeróbica, pero puede ser que no sea así, tal vez una cardiopatía, asma, colesterol, hipoglucemia, obesidad u otros factores de riesgo que si no se atiende adecuadamente se pueden tener consecuencias graves, tengo que regular su actividad y orientarlo, motivarlo, integrarlo y brindarle confianza, edificar el sentimiento del agón, darle oportunidad de éxito modificando la actividad a sus capacidades poco a poco para que llegue a adquirir una condición adecuada”.

Es así que se están uniendo las piezas del rompecabezas, las primeras (los primeros semestres) pesaban como piedras, pero como dice la frase sobre con ellas “al contemplarlas se puede dibujar una bonita construcción”, y yo he construido la mayor parte de mi carrera profesional mediante la guía de mis maestros, la prueba de la adversidad y éxitos en clase. Esta sería mi respuesta y puedo enumerar los beneficios como estrategias de enseñanza y como crear el aprendizaje significativo, si bien es benéfico para la enseñanza del deporte, he encontrado su significado escolar por medio de mis experiencias en la práctica, quizás los alumnos no llegarán a ser grandes deportistas en su juventud, pero si se les debe garantizar una vida saludable, mediante la creación de hábitos, gusto por la actividad física y una buena orientación, entre otros aspectos.

Eugenia Trigo hace una réplica de lo que significa Educación Física y lo compara con la carrera, ella expone que esta ha superado el significado de su nombre, menciona que es una universidad en Brasil la que ha dado el nombre más indicado a la carrera “Licenciatura en ciencias de la motricidad humana”, especifica que esta persigue la edificación del desarrollo motor humano usando como medios el deporte, la danza y muchos tipos de actividades físicas, sociales y recreativas.

Grasso hace hincapié en la corporeidad como bases de la educación física y discute sobre la salida del tecnicismo deportivo al favorecimiento de la integración corporal, son notables estos postulados, ya que pocos serán los deportistas de alto rendimiento que salgan de un grupo escolar, la mayoría de los alumnos optarán desarrollarse en otros roles de vida, pero que sin duda requiere de un cuerpo educado, apto para abordar cualquier rol de vida satisfactorio y saludable. Cabe señalar cuanto deportista de alto rendimiento ha muerto o se crean lesiones crónicas por problemas de entrenamiento, así que deporte no siempre es igual a salud.

Mi concepto de educación física ahora tiene más sentido, realmente siento que “Es la ciencia que atiende al desarrollo humano, edificando sus competencias en lo psicomotor, cognoscitivo y afectivo para ser más apto a la sociedad a la que pertenece”. Es ahí donde el ámbito educativo supera el a veces empírico tecnicismo deportivo, porque ahora me doy cuenta, que los fundamentos que en un principio no conocía, ahora puedo usarlos en la enseñanza con calidad y fundamento tanto en el deporte como en la educación, más que un entrenador: un educador.

C O N C L U S I Ó N

Se necesita observar, reflexionar y analizar los componentes que forman actualmente la carrera de educación física. El concepto que tenemos de ella influye en lo que sentimos y hacemos en nuestro trabajo, si no le damos importancia a lo que aprendemos, dándole el lugar indicado, le restaremos importancia a lo que somos.

Quizás no es romper los esquemas existentes de la profesión, si no mejorarlos, esto es un reto que debemos enfrentar las nuevas generaciones y solo se logrará si los enfrentamos con profesionalismo demostrando una educación física más humana, atenta y eficaz ante las situaciones de desarrollo de nuestros alumnos. El rompecabezas de la carrera se arma hasta que tienes las herramientas y fundamentos para trabajar.

Quizás el leer mucho sobre el corazón sea tedioso, junto con los errores de práctica en los primeros semestres, muchas cosas de la carrera pesan como una piedra a quienes no tienen habilidades intelectuales o competencias didácticas óptimas, pero una vez que las adquieres, moldeas la profesión y la presentas con la importancia y atención que merece, siento que el mejor respeto que puedes tener en esta vida es por ti mismo y en la carrera de la educación física se logra así.




BIBLIOGRAFÍA

Da Fonseca, Vítor (1988), “Algunos aspectos filogenéticos” y “Algunos aspectos ontogenéticos”, en Manual de observación psicomotriz, Barcelona, INDE, pp. 22-33 y 33-39.

Grasso, Alicia (2001), “El cuerpo en la enseñanza de la educación física”, “Construyendo el concepto de corporeidad” y “Hacia un cuerpo inteligente en la escuela”, en El aprendizaje no resuelto de la educación física. La corporeidad, Buenos Aires, Ediciones Novedades Educativas, pp. 13-61.

Trigo Aza, Eugenia (1999), “Epistemología de la motricidad humana”, en Creatividad y motricidad, Barcelona, INDE, pp. 51-105.

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